La penosa dermatitis seborréica.
La caspa y la seborrea son un padecimiento molesto que bien puede hacernos pasar una vergüenza. Es muy común en adultos, aunque no están exentos los bebés (la llamada “costra de leche”) ni los ancianos, pues es el resultado de lo que se conoce, en términos médicos, como dermatitis seborréica, que se traduce en la inflamación de los sitios de la piel donde existe muchas glándulas sebáceas (o de grasa), tales como: la piel cabelluda, los bordes laterales de la nariz, las cejas, detrás de las orejas, la zona media del tórax y la espalda. La dermatitis seborréica es crónica, y puede agravarse con los cambios de clima. Se presenta, sobre todo, en el invierno; pero también ante enfermedades neurológicas como la de Parkinson, y cuando hay estrés emocional o desbalances hormonales.
Por tanto, todos estamos expuestos a padecerla y es muy penoso cuando los otros la notan. Por ello, más vale aprender a evitarla o cuidar la piel afectada. En la medida de lo posible, hay que evitar el uso de cremas con cortisona o derivados de cortisona, a menos que sean indicadas por el médico y, sólo utilizarlos el tiempo que él mismo establezca.
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